lunes, 27 de abril de 2009

La metodología (Ágil) va a llegaaaaar…

Como ya predijo el filósofo Arrabál, las cosas están cambiando.

Poco a poco, el sector del desarrollo del software se va haciendo un hombrecito. Desde luego este proceso no se ha postpuesto por falta de esfuerzos. La industria, cual madre concienciada, haciendo palanca a través de la Ingeniería del Software ha intentado estandarizar de muchas maneras el “artístico” proceso de crear software. Algunos de estos intentos han sido más forzados que otras (UML, CMMI, Métricas de calidad… ), pero casi todos han demostrado la misma poca efectividad.

Dichos intentos “encauzadores” de mama industria han quedado a medio camino por la misma razón: contaban con que el terreno sobre el que se apoyaban era firme, cuando realmente lo hacían sobre arenas movedizas. En relación a otras ciencias (y entornos productivo-económicos) el desarrollo de software avanza muy rápido.

Alcanzar esta velocidad de crucero implica que hay mucho que mejorar y obliga al sector a reinventarse contínuamente. La tecnología, los modelos de negocio, el alcance de la funcionalidad de las aplicaciones, la automatización de procesos, la integración y orquestación de unidades de negocio… todo está en expansión. Como todos sabemos, no se puede estandarizar lo que no deja de cambiar, por lo que los intentos realizados se han ido quedando anticuados antes de alcanzar su madurez.

Pero en ese reinventarse ha cambiado la prespectiva…

Un buen día nos damos cuenta de que estamos peleando contra la realidad. Nos liberamos y dejemos de atacar y evitar el cambio como un enemigo. Es una actitud provocada por el convencimiento que surge desde dentro de que no hay otra opción. Debemos asumir (cuanto antes mejor) el cambio como algo que está ahi, nos guste o no, no podemos evitarlo. ¡¡Todo cambia!!

En las metodologías “predictivas” se destinan gran parte de los recursos a ser capaz de predecir lo que se va a desarrollar en los próximos años. Por muy concienzudo que sea dicho estudio, el contexto varía, las necesidades del cliente cambian, surgen nuevas oportunidades y riesgos. El que mayor capacidad de cambio demuestre, contará con una ventaja competitiva significativa.
Por lo tanto, permitir que nuestro cliente marque el siguiente paso (o mejor dicho, pasito) a dar nos permite ajustar el camino a recorrer a las necesidades que sobre la marcha surgan, aportando un mayor valor al software y satisfacción al cliente, que es nuestro objetivo… ¿o no?


Publicado originalmente en Synergos

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